“Estoy en ese momento de mi vida, ese capítulo de mi vida, que creo que es el tiempo adecuado de parar”, ha anunciado.
Enrique Iglesias durante una actuación.GTRES
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Tras la última confesión de Pablo Motos en la que aseguraba que la peor pesadilla y momento vivido en El Hormiguero con Sacha Baron Cohen (49), esta noche todo ha sido diferente. El invitado de lujo ha sido Enrique Iglesias (46). Pasada la medianoche de este jueves ya estará disponible a nivel mundial su nuevo trabajo, Final Vol 1 (sí, habrá segunda parte, y quizás tercera…) con el que el cantante ya ha anunciado su retirada. Como invitado de la nueva edición de El Hormiguero 3.0, el hijo de Isabel Preysler (70) y Julio Iglesias (77) explicará los motivos de esta decisión inesperada que tiene todos los visos de ser una estrategia publicitaria a la que tan bien nos tiene acostumbrados Barbra Streisand (79) que cada ciertos años anuncia su retirada para volver a dar conciertos exclusivos a más de mil dólares la entrada.
Aquel niño que no pudo decir en alto lo de ‘mamá, quiero ser artista’ (sustitúyase por papá) tal y como dijo Concha Velasco (81) cuando era una cría, Enrique fue labrándose poco a poco un hueco en la música que tantos éxitos ha reportado a su padre, cuyos temas se escuchan cada tres segundos en cualquier punto del planeta, según cuenta la leyenda. Tras once discos en el mercado, Enrique ha sentenciado: “Estoy en ese momento de mi vida, ese capítulo de mi vida, que creo que es el tiempo adecuado de parar”. Ojo al verbo. Dice parar, no retirarse o jubilarse.
El portal Celebritynetworths le calcula una fortuna de 85 millones de dólares, aún tremendamente alejada a la mastodóntica cantidad que atesora su progenitor, 600 millones de dólares, pero aún así disfruta de una existencia acomodada de la que disfrutan sus más allegados. Por ejemplo, hace tres semanas volvió a poner a disposición de sus seres queridos su avión privado para asistir al funeral de su abuela Betty, madre de Isabel Preysler.
A diferencia de algunos de sus hermanos, Enrique es tremendamente celoso de una privacidad que disfruta en una mansión de 26 millones de dólares de 1.628 metros cuadrados en Bay Point (Miami) con 12 baños y 7 dormitorios, un gran jardín, una piscina enorme, pista de tenis y embarcadero privado, ya que al intérprete de Bailamos le encanta navegar en su barco. También ha hecho inversiones en otras lujosas zonas de Miami en las que viven Cher, Ricky Martin, Gloria Estefan o su padre.
Hace veinte años conoció al amor de su vida, la tenista moscovita Anna Kournikova (40), con la que ha tenidotres preciosos niños, Lucy, Nicholas y Mary, con los que intenta pasar la mayor parte del tiempo libre. En su cuenta de Instagram, Enrique se aprecia lo cariñoso que es con ellos enseñándoles a nadar, a tocar algún instrumento o a jugar por el suelo.
Su rechazo a los paparazzi ha provocado que levantara un muro de cinco metros alrededor de su vivienda para protegerse de miradas indiscretas, por lo que pudieron llevar en secreto el embarazo de Anna. Sus fans se sorprendieron cuando publicaron las fotos de sus mellizos. Hubo rumores de que habían acudido a la gestación subrogada, pero Julio Iglesias Jr. (48) los despejó en su momento explicando que la ex tenista pasaba la mayor parte del tiempo en casa y que si salía siempre lo hacía con pelucas para que no la reconocieran
Durante la entrevista telemática con Pablo Motos Enrique habló no solo de música, sino también de aspectos relativos a su vida privada, que con tanto celo guarda. Por ejemplo, habló del accidente que sufrió en 2015 en pleno concierto, cuando alzó la mano para coger un dron y se cortó uno de los dedos con las hélices. “Fue culpa mía, toqué la cámara, bajaron las hélices y me cortó el dedo”, recordaba Iglesias asegurando que lo que ocurrió no fue un error de terceros. “En ese momento no sentí dolor, pero sabía que era grave porque vi parte del dedo entre la gente, aunque lo recuperamos. Me operaron al día siguiente en Los Ángeles y después de la operación es cuando sentí más dolor”.
También abordó temas tan personales como la paternidad y sorprendió hablando no solo de sus hijos, sino de lo que conlleva para él ser un buen padre. “Cuando los veo me ponen de buen humor, me lo paso genial con ellos. Ser padre es algo que nunca me imaginé cómo sería, pero soy muy feliz con ellos, por eso me gusta estar mucho en casa. Para que su trabajo no empañe su papel como papá, Enrique asegura que la receta es “paciencia, escucharles, mimarles, quererles, repetirles constantemente que estás siempre con ellos aunque no estés físicamente y que siempre van a poder contar contigo”.