La mayoría de los fines de semana de carreras de F1 de Lewis Hamilton con Mercedes en los últimos dos años han seguido un patrón muy similar.

El viernes era invariablemente el día en que la cruda realidad le golpeaba, y durante las dos primeras sesiones de práctica se daba cuenta de la distancia que le separaba de Mercedes del frente, antes de que algo sucediera de la noche a la mañana.

Cada semana, casi sin excepción, Hamilton volvía a la pista el sábado y el domingo totalmente transformado, con una actitud positiva sobre el equipo, su situación y prácticamente todo lo demás.

¿Ganará Lewis Hamilton con Ferrari después de dejar Mercedes?No estamos donde queremos estar ahora mismo, decía, pero poco a poco lo vamos logrando. Tengo plena fe en la calidad de este equipo y en que podemos volver a estar donde él pertenece y pronto.

¿Y mencioné al público? ¡Qué público tan genial!

Se convirtió en un mecanismo de defensa, como si recalibrara sus expectativas para el resto de cada fin de semana después de la humillante experiencia del viernes, sacando toda la frustración de su sistema antes de reinventarse como el piloto, el líder, que su equipo necesitaba que fuera.

Sin embargo, siempre eran esas entrevistas después de la FP2 un viernes por la tarde cuando bajaba la guardia, ofreciendo un breve vistazo a sus verdaderos sentimientos y un indicador regular de su estado emocional.

Piense, por ejemplo, en el Gran Premio de Canadá de 2022, donde después de abrirse paso a saltos en la segunda práctica, Hamilton mostró una figura agitada, mirando al cielo momentáneamente antes de mirar fijamente, con las manos en las caderas, al abismo.

“Este auto es tan malo”, murmuró en voz baja, aparentemente creyendo que estaba fuera de cámara antes de que comenzara la entrevista.

¿La más devastadora de todas?

Barcelona 2023, donde después del primer día de vuelta en un circuito tradicional construido especialmente para ello tras las mejoras en Mónaco que Mercedes esperaba que transformaran su temporada, Hamilton ofreció sus primeras impresiones sobre el W14 revisado.

“El coche se siente…”

Y luego una pausa, antes de encogerse de hombros y esbozar una sonrisa resignada.

“El coche se siente como el coche”.

Nada había cambiado.

Nada cambió mucho en Mercedes en los últimos dos años a pesar de su reputación, logros recientes y proclamaciones audaces.

Sin embargo, siempre hubo un límite, a pesar de todo su afecto por el equipo y su larga relación con la marca, a lo que Hamilton podía hacer para mantener la sonrisa a pesar del dolor.

Un bache, una temporada sin victorias, después de todo el éxito que habían logrado juntos, fue desagradable, aunque tolerable.

¿Pero dos?

Y así culminó con el anuncio del jueves de que Hamilton se unirá a Ferrari a fines de 2024, abandonando a Mercedes antes de que el equipo tuviera la oportunidad de demostrarle que pueden hacerlo bien en el tercer intento bajo las regulaciones actuales de la F1.

Se trata de un movimiento que transformará totalmente el tono de los últimos años de su carrera y que finalmente le dará a Hamilton la oportunidad de escapar de los fantasmas de Abu Dhabi 2021.

Mientras siguió siendo piloto de Mercedes en 2021, Hamilton fue rehén de aquella noche en Yas Marina: una figura disminuida y ligeramente atormentada que lucha por recuperar un título que, con toda probabilidad, nunca recuperará.

El espectro de Abu Dhabi ha estado presente en cada movimiento que ha hecho desde entonces, sus heridas se curaron en el momento en que se hizo evidente a principios de 2022 que Mercedes no le había proporcionado un automóvil con el que contraatacar instantáneamente y lo condenó a un ciclo de frustración sin fin.

Más de una vez en los últimos dos años, Hamilton ha expresado su deseo de recuperar lo que le quitaron, advirtiendo que no se rendirá hasta que lo haga.

Toto Wolff, el jefe de Mercedes, también ha hablado de una “ira personal” que lo impulsó a ayudar a Hamilton a ganar un octavo Campeonato Mundial, batiendo un récord, y así consolidar su condición de mejor piloto de la historia.

Sin embargo, llega un momento en que esas intenciones chocan con la cruda y fría realidad.

Y Hamilton, que ha ganado seis títulos en siete años con Mercedes desde el comienzo de la era híbrida V6 de la F1 en 2014, es lo suficientemente sabio como para saber que cuando un equipo y un piloto se embarcan en un período de dominio (como el que tienen ahora Red Bull y Max Verstappen bajo las reglas del efecto suelo introducidas en 2022), normalmente es imposible detenerlos.

Corría el riesgo de ser un final bastante indigno para su carrera, tambaleándose (posiblemente a sus 40 años) en una misión de venganza condenada al fracaso mientras veía impotente cómo Verstappen comenzaba a amenazar sus récords.

Pero al poner punto final a su carrera en Mercedes después de 2021, sus últimos años en rojo Ferrari prometen ser mucho más apropiados para un piloto de su estatura.

En verdad, es casi seguro que no estará más cerca de ganar el Campeonato Mundial con Ferrari de lo que está ahora con Mercedes, incluso con el próximo reinicio de las reglas de la F1 en 2026 en el horizonte.

Sin embargo, dar el paso en esta etapa de su carrera es la primera señal real de que Hamilton está considerando conscientemente su legado duradero, una señal de que, no, después de todo, no tiene todo el tiempo del mundo.

¿Y el tiempo que le queda en la F1?

Como mínimo, quiere obtener algo de satisfacción y disfrute de ello y conducir para Ferrari es la única casilla que simplemente no podía dejar sin marcar.

Si bien esto no es exactamente una aceptación de que su única oportunidad de un octavo título llegó y se fue en la controversia del final de la temporada 2021, es al menos un reconocimiento de que la vida en Mercedes después de Abu Dhabi se había vuelto insostenible en el contexto del bajo rendimiento.

Poco después de que Hamilton fuera coronado campeón del mundo por primera vez como piloto de Mercedes en 2014, el gran periodista deportivo Simon Barnes, en una columna para ESPN, le planteó una pregunta al futbolista Steven Gerrard: ¿está listo para ser maravilloso?

Acercándose al final de su carrera como capitán del Liverpool, ¿estaba Gerrard listo para aceptar que sus mejores días habían quedado atrás a cambio de un papel ligeramente diferente, reducido pero aún valioso?

¿Tenía dentro de sí lo necesario para hacer la transición de Capitán Fantástico (glorias heroicas en la copa, goles de último minuto y todo) a maravilloso, ya no la estrella pero aún importante de una manera diferente, más inspiradora?

Fernando Alonso en Aston Martin fue en 2023 lo más parecido a lo maravilloso que ha tenido la F1 en los últimos años, disfrutando del proceso (y del progreso de su equipo) tanto como de los resultados y obteniendo gran parte de su placer de la simple alegría de conducir, competir, competir.

Ahora, con 42 años, casi dos décadas después de su último Campeonato Mundial, Alonso da una buena impresión de alguien que ahora está en paz con la idea de que tal vez nunca gane un tercero.

Aunque todavía te arrancaría el brazo en un santiamén si alguna vez se presentara la oportunidad.

¿Podría un destino similar esperar ahora a Hamilton?

Es probable que un octavo título esté fuera de su alcance dondequiera que mire en esta etapa y puede ser que se encuentre clasificando detrás de Charles Leclerc, considerado el piloto más rápido en una sola vuelta en estos días, la mayoría de las veces.

Sin embargo, con simplemente cambiar el récord, el piloto más exitoso en la historia de la F1 tomando la mano del mejor equipo del deporte para un último baile, se revitalizará, y será más apreciado, a medida que el retiro se acerca gradualmente.

Es mejor quemarse en un Ferrari que apagarse en un Mercedes.

Hamilton ha sido genial. Espectacular. Increíble. El novato asombroso. El campeón del mundo consagrado. El que rompe récords. El que hace historia. Imparable. Invencible. Inigualable.

Pero ¿en 2025? ¿Con el sagrado rojo de Ferrari? ¿Con el Cavallino Rampante en el pecho?

Cuando cruce las puertas de Maranello por primera vez como piloto de Ferrari, Hamilton tendrá la oportunidad de ser maravilloso también.