El enojo de Fernando Burlando por el escandaloso accionar de la jueza Makintach en el juicio de Maradona ha desatado una ola de indignación. En un contexto donde la justicia debería brillar por su transparencia, la reciente actuación de la magistrada ha dejado mucho que desear. Según Burlando, las imágenes clandestinas que se han utilizado en el juicio se han obtenido de manera irregular, utilizando instalaciones del Estado sin autorización. Este acto, calificado como “grave”, podría tipificarse como peculado, malversación de caudales públicos y abuso de autoridad.
El abogado, visiblemente furioso, no ha escatimado en palabras al señalar que el resto del tribunal no estaba al tanto de las irregularidades. Esta falta de comunicación genera un clima de desconfianza en una sociedad que ya está cansada de la impunidad. “Es una vergüenza mundial”, exclamó Burlando, reflejando la frustración de un pueblo que espera respuestas y justicia.
La situación se complica aún más con la llegada de la jueza Makintach al juicio en medio del proceso, lo que podría poner en riesgo la validez de los testimonios anteriores. Además, la seguridad de los imputados se ha convertido en un tema alarmante, ya que los fanáticos de Maradona han estado presentes en el juzgado, lo que podría llevar a situaciones de violencia.
El clima en el tribunal es tenso, con periodistas y aficionados luchando por captar la última noticia. La lluvia y el viento han añadido incomodidad a una jornada ya caótica. Burlando ha dejado claro que no permitirá que este escándalo se dilate, instando a que los culpables enfrenten la justicia sin más dilaciones. La sociedad observa, expectante, mientras la trama de este juicio se desarrolla, esperando que la justicia finalmente haga su trabajo.