El Vaticano se encuentra en estado de shock tras la inesperada elección de León XIV como nuevo Papa, un giro que ha dejado a muchos perplejos. Todo apuntaba a que el cardenal Parolín, con 49 votos, sería el sucesor natural de Francisco. Sin embargo, en un giro de los acontecimientos que ha desatado rumores y especulaciones, Parolín desapareció misteriosamente antes de la cuarta votación, dejando a la comunidad católica atónita.
La noche previa, un silencio inquietante envolvía la Casa Santa Marta. Tres cardenales se arrodillaban en oración, mientras el guardia suizo Friedrich notó la ausencia del favorito Parolín, quien, en un acto inexplicable, fue visto solo, empapándose bajo la lluvia romana, con una expresión de aceptación y dolor. Las tensiones entre los cardenales se palpaban en el aire, como si un gran cambio estuviera a punto de suceder.
Cuando el cónclave se reunió para la votación, el cardenal estadounidense, un improbable candidato, recibió 104 votos, desatando un silencio denso en la Capilla Sixtina. No hubo aplausos, solo un reconocimiento de la gravedad del momento. Mientras los vaticanistas intentan ofrecer explicaciones basadas en intrigas políticas, Friedrich, testigo de un momento trascendental, asegura que algo más profundo ocurrió esa noche.
Se rumorea que Parolín, tras compartir un momento íntimo con el cardenal de Cano, pronunció las palabras: “No puedo ir contra lo que vi”, dejando entrever que una revelación personal había motivado su misteriosa retirada. Este evento ha suscitado teorías sobre presiones internas y diagnósticos médicos, pero la verdad sigue oculta entre las sombras del Vaticano.
La elección de León XIV marca un antes y un después para la Iglesia Católica. Lo que ocurrió en esos días no puede ser explicado con simples cálculos de poder; fue una manifestación de algo que trasciende lo humano. En un mundo donde la ambición suele prevalecer, el acto de humildad de un cardenal que renuncia a la tiara por fidelidad a un llamado superior ha dejado una huella imborrable. La historia de este cónclave, con todas sus revelaciones y misterios, apenas comienza a desvelarse.