Donald Trump abandona el G7 en medio de crecientes tensiones nucleares con Irán, lo que marca un giro dramático en la política internacional. En una decisión urgente, el presidente estadounidense se retiró de la cumbre para convocar al Consejo de Seguridad Nacional, tras recibir informes sobre un nuevo emplazamiento nuclear en Irán que ha encendido alarmas en Washington. Este movimiento no solo destaca la inestabilidad en la región, sino que también subraya la presión que enfrenta Trump para actuar ante una posible amenaza nuclear.
A pesar de la crisis, el G7 logró emitir una declaración conjunta afirmando que Irán “nunca podrá tener un arma nuclear”. Sin embargo, la situación se complica con los recientes bombardeos israelíes en territorio iraní, que han intensificado la tensión. La Fuerza Aérea de Israel ha llevado a cabo ataques aéreos cerca de Teherán, lo que ha llevado a varios países, incluyendo Corea del Sur y China, a instar a sus ciudadanos a abandonar Irán de inmediato.
Mientras tanto, Trump parece estar considerando un último intento de negociación con Irán antes de autorizar el uso de misiles antibúnkeres para Israel. La posibilidad de una intervención militar estadounidense ha aumentado, con informes que sugieren que se podrían desplegar cazas F-22 y F-35 en el Golfo Pérsico en caso de que las negociaciones fracasen. La tensión también ha impactado los mercados, con el precio del petróleo subiendo un 2% en respuesta a los recientes acontecimientos.
El senador Bernie Sanders ha propuesto legislación para evitar que Trump inicie una guerra con Irán, reflejando la creciente preocupación en el Congreso sobre una escalada militar. La situación es volátil y el mundo observa con atención cómo se desarrollan estos eventos críticos. La urgencia de la situación no puede subestimarse, y la próxima decisión de Trump será crucial para determinar el rumbo de la política exterior estadounidense en esta crisis.