David Ortiz ha llegado al equipo de Boston y su mensaje es claro: Rafael Devers, quien recientemente dejó el equipo, no será extrañado. En un tono contundente, Ortiz ha dejado en claro que cualquier jugador que no esté dispuesto a dar lo mejor de sí mismo puede seguir el mismo camino que Devers. “Nadie es relevante en Boston”, afirmó Ortiz, subrayando la importancia del compromiso físico y mental en el béisbol profesional.
Durante su llegada, Ortiz no se guardó nada. Criticó la falta de preparación de algunos jugadores, enfatizando que, bajo un contrato significativo, la responsabilidad de llegar en forma es innegociable. “Cuando llega el entrenamiento, hay que impresionar, no llegar fuera de forma”, sentenció. Su intervención llega en un momento crucial para el equipo, que busca reestructurarse tras la salida de Devers, considerado uno de sus mejores talentos.
La aparición de Ortiz, una leyenda en Fenway Park, no solo es un recordatorio de su legado, sino también un llamado a la acción para todos los miembros del equipo. “Cualquiera que tenga incomodidades puede irse”, reiteró, dejando claro que el respeto y la dedicación son fundamentales en el entorno competitivo de los Red Sox.
Los rumores sobre la salida de Devers habían conmocionado al equipo y a los aficionados, pero ahora, con Ortiz en la mezcla, hay un renovado sentido de urgencia. Los jugadores deben demostrar su valía o enfrentar las consecuencias. La situación en el vestuario de Boston nunca ha sido tan tensa, y todos los ojos están puestos en cómo responderán los peloteros a este ultimátum. La temporada está por comenzar, y el tiempo apremia para demostrar que están listos para la batalla.