ÚLTIMA HORA | Un megaterremoto de magnitud 8,7 ha sacudido la península de Canchasca en el lejano oriente ruso, provocando un desplazamiento tectónico sin precedentes. Según el Servicio Geofísico de la Academia de Ciencias de Rusia, la península se ha movido casi 2 metros hacia el sureste, una cifra alarmante que recuerda los devastadores efectos del sismo de Tojocos en Japón en 2011.
El temblor, que ocurrió el 30 de julio, es el más potente registrado en esta región desde 1952. Las consecuencias han sido catastróficas: un tsunami ha golpeado las islas Curiles del norte y las costas de Japón y Estados Unidos, dejando a su paso una estela de destrucción. Además, la actividad sísmica ha desencadenado erupciones en los volcanes Cruchescoy y Crasenirikov, intensificando aún más la crisis en la zona.
La capital provincial, Petro Pablos, con más de 160,000 habitantes, ha experimentado un desplazamiento más moderado, pero los daños son significativos y la población se enfrenta a una situación de emergencia. Los expertos están evaluando el impacto total del desastre, que no solo afecta a la infraestructura local, sino que también plantea serios riesgos para la seguridad de los residentes.
Las autoridades locales han emitido alertas y están trabajando contrarreloj para garantizar la seguridad de la población. Se recomienda a los habitantes que permanezcan en áreas seguras y sigan las instrucciones de los servicios de emergencia. La situación sigue en desarrollo, y se espera que nuevos informes lleguen en las próximas horas.
Este evento sísmico sin precedentes marca un capítulo oscuro en la historia de la península de Canchasca, y el mundo observa con preocupación. Manténgase informado a medida que se desarrollen más detalles sobre esta tragedia natural.