Lewis Hamilton ha dejado a Mercedes sin palabras tras un fin de semana desastroso en el Gran Premio de Austin. El siete veces campeón del mundo, que había prometido una despedida memorable, se encontró de nuevo en la grava, sumando otro fin de semana sin puntos. El caos comenzó en la carrera de sprint, donde un extraño ruido en su monoplaza reveló una suspensión rota, obligando a los mecánicos a realizar cambios apresurados. Desde un inicio prometedor, Hamilton, que partió desde la posición 17, se vio obligado a abandonar tras solo dos vueltas, convirtiendo lo que podría haber sido una remontada épica en un nuevo fiasco.
Las especulaciones sobre un posible sabotaje por parte de Mercedes han comenzado a circular, especialmente dado que Hamilton se enfrenta a su última temporada con el equipo antes de unirse a Ferrari en 2025. A pesar de que George Russell logró un notable 𝓈ℯ𝓍to lugar, Hamilton quedó atrapado en una espiral de problemas técnicos y decisiones cuestionables del equipo que han dejado a los aficionados y expertos preguntándose si Mercedes realmente está haciendo todo lo posible para apoyarlo.
Hamilton, visiblemente frustrado, declaró: “No he perdido el control del coche, simplemente es desafortunado”. Con la presión aumentando y su futuro en la balanza, la tensión entre el piloto y el equipo se palpita. El jefe de Mercedes, Toto Wolff, defendió a Hamilton, afirmando que no fue culpa del piloto, sino problemas mecánicos que han afectado el rendimiento del coche.
Mientras los rumores sobre la estrategia de Mercedes crecen, la pregunta que todos se hacen es: ¿es este el final que Hamilton merecía? Con Ferrari en ascenso y un futuro incierto, el tiempo apremia para el piloto británico, quien podría estar a punto de cerrar un capítulo crucial en su carrera. La próxima carrera en México será vital para determinar si Hamilton puede recuperar su legado o si este será el ocaso de su reinado en Mercedes.