En un giro sorprendente en el mundo de la tecnología, Elon Musk intentó reclutar a Mark Zuckerberg con una oferta de 97,400 millones de dólares para que se uniera a OpenAI. Este audaz movimiento ha dejado a la industria en estado de shock, revelando la feroz competencia entre los titanes de Silicon Valley. Según documentos judiciales recientemente desclasificados, Musk se acercó al CEO de Meta en un intento por formar un consorcio de inversores que respaldara su ambiciosa adquisición de OpenAI, programada para principios de 2025.
La carta de intención, que detalla esta oferta monumental, fue parte de los esfuerzos de Musk por consolidar su influencia en el ámbito de la inteligencia artificial. Sin embargo, la respuesta de Zuckerberg fue un claro “no”. A pesar de que Musk había puesto sobre la mesa una suma que podría cambiar el rumbo del sector, Zuckerberg y Meta decidieron no firmar el acuerdo. Este episodio no solo ilustra la rivalidad entre ambos magnates, sino que también pone de relieve la intensa carrera por la supremacía en el desarrollo de inteligencia artificial.
Mientras tanto, Meta ha estado invirtiendo agresivamente en sus propias capacidades de IA, ofreciendo salarios astronómicos a investigadores y tratando de atraer talento de OpenAI. La batalla por la inteligencia artificial se intensifica, y con cada movimiento, se siente la presión de no quedarse atrás en esta carrera tecnológica.
La revelación de esta oferta masiva plantea preguntas sobre la ética y la estrategia en el negocio de la tecnología. ¿Es esta una muestra de hipocresía por parte de Musk, quien ha criticado abiertamente a Zuckerberg en el pasado? La historia continúa desarrollándose, y el mundo observa con expectación cómo estos titanes de la tecnología maniobran en un escenario cada vez más competitivo y complejo.