Una mujer llamada Sarah Mitchell descubrió a un perro atado con cinta adhesiva luchando en el río Wooki durante su paseo matutino, lo que motivó sus esfuerzos inmediatos de rescate. El perro, que más tarde se llamó River, fue tratado por hipotermia y lesiones causadas por la cinta adhesiva en el Burlington Emergency Veterinary Hospital, donde recibió atención médica urgente.
El incidente obtuvo una importante atención de los medios, lo que llevó a una gran cantidad de apoyo de la comunidad, incluidas ofertas para ayudar con las facturas médicas y posibles adopciones para River. Las autoridades identificaron al antiguo dueño de River, que fue arrestado por cargos no relacionados y enfrenta cargos de crueldad animal después de alardear sobre el incidente con un compañero de celda.
Sarah decidió acoger a River, brindándole un hogar seguro y amoroso mientras se enfocaba en su rehabilitación y recuperación del trauma. River se convirtió en un perro de terapia certificado, acompañando a Sarah a una sala de cáncer, donde brindó consuelo a los pacientes, demostrando su resiliencia y naturaleza gentil.
Sarah y River formaron un vínculo profundo, lo que los llevó a una nueva vida juntos, incluida la mudanza a una cabaña con una amiga, Catherine, que también tiene un perro, creando una comunidad de apoyo para ambos perros.