**La REUNIÓN SECRETA del Papa Leão XIV con la Guardia Suiza — lo que NO MOSTRARON las cámaras**
En un momento que quedará grabado en la historia, el Papa León XIV convocó a la Guardia Suiza en una reunión inesperada en sus primeras horas de pontificado, rompiendo todos los protocolos establecidos. Mientras el mundo celebraba desde las calles de Roma, el nuevo pontífice mostró su vulnerabilidad y humanidad, buscando apoyo en aquellos designados a protegerlo.
El mensaje llegó a la Guardia Suiza con urgencia: “El Santo Padre quiere ver a la guardia completa”. En la Sala Clementina, bajo la luz dorada del atardecer romano, el Papa, visiblemente agotado y emocional, se presentó solo ante sus protectores, una imagen que desató una profunda conexión. “Mis queridos hijos”, comenzó, su voz temblando con la carga de una historia de 2000 años.
Sin un discurso preparado, León XIV habló desde el corazón. Reconoció el peso de su responsabilidad y la necesidad de la protección divina en tiempos de crisis para la Iglesia. Su mirada intensa penetró en cada uno de los presentes, instándolos a no tener miedo de proclamar el evangelio, a ser valientes en un mundo que parece alejarse de Dios.
En un gesto que sorprendió a todos, el Papa recitó la oración de San Miguel Arcángel, un clamor por protección en una batalla espiritual que trasciende las murallas del Vaticano. “No tengamos miedo de defender la verdad”, enfatizó, mientras sus palabras resonaban en la sala, cargadas de una urgencia palpable.
La atmósfera se tornó casi tangible, cada guardia sintiendo la llamada a un compromiso renovado en su fe. Esta reunión secreta no solo marcó el inicio del pontificado de León XIV, sino que también estableció un vínculo espiritual entre el Papa y sus protectores, transformando su rol de meros guardianes en defensores de una misión divina. La Iglesia, en su lucha contra la oscuridad del mundo moderno, encontró en ese encuentro la luz de un nuevo comienzo.