¡ALERTA EN FERRARI! La tensión se desborda tras la explosiva advertencia de Lewis Hamilton sobre la estrategia del equipo en el Gran Premio de Miami. El siete veces campeón del mundo no se contuvo al criticar la decisión de Ferrari de no permitirle adelantar a Charles Leclerc, a pesar de que claramente tenía un ritmo superior. La comunicación por radio, captada por los micrófonos, reveló un estallido de frustración y sarcasmo que pone en jaque la cohesión interna del equipo.
Ralf Schumacher fue directo al señalar que estos errores no deberían ocurrir en un equipo de la talla de Ferrari. Las palabras de Hamilton resuenan con un eco de desesperación, revelando un problema más profundo: Ferrari no solo está luchando contra sus rivales, sino que está en una batalla interna que amenaza con desmoronar cualquier esperanza de éxito.
El piloto de Mercedes no es el único que siente la presión; Charles Leclerc admitió que el equipo enfrenta problemas serios, incluso con un rendimiento óptimo, no logran salir del octavo lugar. Mientras tanto, el SF25, que prometía revolucionar la temporada, se hunde en la mediocridad, enfrentándose a un Williams que se ha convertido en su mayor rival.
La situación se intensifica: Ferrari lucha no solo contra Red Bull y McLaren, sino también con su propio caos estratégico. Hamilton exigió una “pausa para el té” en medio de las discusiones tácticas, un grito de auxilio que refleja la desesperación del equipo. En Maranello, el tiempo se agota. Las esperadas actualizaciones de Imola y Barcelona se acercan, pero la confianza se desvanece.
Fred Vasseur, jefe del equipo, intenta calmar los ánimos, prometiendo avances. Sin embargo, el desánimo es palpable. La pregunta que todos se hacen es clara: ¿puede Ferrari recuperar su rumbo y competir nuevamente en la cima? O, ¿están condenados a otra temporada de frustraciones? La respuesta podría determinar el futuro de Hamilton en el equipo. La presión está en su punto máximo y la cuenta atrás ha comenzado.