**Las deudas pendientes a diez años del ‘baguazo’**
Diez años han pasado desde el trágico ‘baguazo’, un suceso que dejó una huella imborrable en la memoria colectiva de Perú y que, a pesar del tiempo, sigue sin resolverse. Este 5 de junio, las familias que perdieron a sus seres queridos en esta masacre aún claman justicia. En un emotivo testimonio, una viuda recuerda su última conversación con su esposo, quien, optimista, esperaba regresar a casa. Sin embargo, el día se tornó oscuro cuando las fuerzas del orden desataron la violencia en un intento de desalojo.
Los acontecimientos se precipitaron rápidamente, y lo que comenzó como una búsqueda de diálogo se convirtió en un caos. La desesperación de quienes se sintieron traicionados y abandonados por el gobierno se hizo palpable. La viuda narra cómo su esposo, jefe de estación, intentó evitar el uso de armas para no incrementar el costo humano de la situación. A pesar de sus esfuerzos por apaciguar a la multitud, fue capturado y golpeado, mientras la ministra Mercedes Cabanillas aseguraba que todo estaba bajo control, una afirmación que resultó ser una cruel mentira.
“Mi vida cambió radicalmente”, dice la viuda, quien lucha por mantener la esperanza y la estabilidad emocional de sus hijos. La búsqueda de justicia ha sido un camino tortuoso; los intentos de llevar el caso a los tribunales han sido infructuosos, y la fiscalía ha mostrado inacción ante las nuevas evidencias que implican a altos funcionarios del gobierno de Alan García.
Hoy, mientras las familias recuerdan a sus seres queridos, el eco del ‘baguazo’ resuena más fuerte que nunca. La lucha por la verdad y la justicia continúa, y la sociedad peruana no puede olvidar ni permitir que estos hechos queden impunes. La urgencia de un cambio y la necesidad de cerrar heridas son más palpables que nunca.