**HARFUCH REVELA AL SICARIO Y LA TRAICIÓN INTERNA EN EL GOBIERNO: CASO XIMENA Y JOSÉ**
En la madrugada del 21 de mayo, la tensión en el Centro de Comando C5 de la Ciudad de México alcanzó niveles insostenibles. Omar García Harfuch, al frente de la investigación, se encontró con una revelación escalofriante: un video de seguridad mostraba a un hombre, vestido de obrero, en el lugar y momento exactos donde Ximena Guzmán y José Muñoz serían asesinados una semana después. Este no era un crimen al azar; era una ejecución meticulosamente planeada, una operación quirúrgica que destapaba un nivel de infiltración sin precedentes en el gobierno.
El rostro del sicario, captado por la cámara, fue solo el inicio de un descubrimiento que sacudió los cimientos del poder. La investigación reveló no solo la identidad del asesino, Ramón Vega Castañeda, alias “El Sombra”, sino también una cadena de complicidades que apuntaban a la complicidad interna en el gobierno. Las evidencias apuntaban a que Ximena y José no eran víctimas colaterales, sino objetivos seleccionados, amenazados por una red criminal que había infiltrado áreas estratégicas del gobierno capitalino.
Mientras el país se recuperaba del impacto del doble asesinato, las fuerzas de seguridad se movilizaban. A las 3:27 de la madrugada del 22 de mayo, un operativo encubierto liderado por Harfuch logró capturar al sicario en una operación que desmanteló parte de esta red. Pero la verdadera traición se reveló días después, cuando se descubrió que Arturo Méndez Valdivia, director de Seguridad Estratégica, había sido el responsable de proporcionar información clave al cártel Jalisco Nueva Generación, orquestando así el asesinato de los funcionarios.
La detención de Méndez no solo marcó un hito en la lucha contra la corrupción, sino que expuso un sistema corrupto que operaba desde las entrañas del gobierno. La pregunta que resuena en los pasillos del poder es clara: ¿quién más está involucrado? La verdad ha comenzado a salir a la luz, y con ella, la promesa de justicia para Ximena y José. La lucha apenas comienza.