Durante la ceremonia de toma de mando del nuevo presidente de Ecuador, Daniel Novoa, un momento tenso y revelador acaparó la atención de los asistentes y de los medios internacionales. La presidenta del Perú, Dina Boluarte, fue captada en video negándole el saludo al mandatario colombiano, Gustavo Petro, en un acto que simboliza las crecientes tensiones diplomáticas entre ambos líderes.
Este incidente, registrado por el canal ecuatoriano RTS, pone de manifiesto la frágil relación que existe entre Boluarte y Petro, quienes fueron los únicos presidentes latinoamericanos presentes en la investidura de Novoa. La situación se torna aún más crítica si se considera el trasfondo de enfrentamientos verbales y acusaciones que han marcado su interacción en los últimos meses. Petro ha criticado abiertamente la gestión del gobierno de Boluarte durante las protestas en Perú, mientras que la presidenta peruana ha acusado a su homólogo colombiano de intromisión y de avivar la conflictividad en la región.
La tensión llegó a un punto álgido cuando el Congreso peruano declaró a Petro como persona non grata, un hecho que refleja la profundidad de la crisis diplomática. Aunque Boluarte ha expresado su deseo de restablecer el diálogo, el incidente en Ecuador sugiere que las heridas aún están abiertas y que la reconciliación no será fácil.
Con la presencia de delegaciones de 74 países y representantes de 19 organismos internacionales, el acto de investidura se convirtió en un escenario para que las diferencias entre estos dos líderes latinoamericanos quedaran al descubierto. La negativa de Boluarte a saludar a Petro no solo es un gesto simbólico, sino un claro indicativo de que las tensiones en la política regional continúan latentes, desafiando cualquier intento de acercamiento.