Un oscuro rumor ha envuelto a la periodista kirchnerista Julia Mengolini y su hermano, revelando la ironía de un mundo donde el chisme puede convertirse en una trampa mortal. Hace unos meses, Mengolini se reía a carcajadas en el estudio de C5N, lanzando la insinuación de que el cantante Miley estaba enamorado de su hermana. La viralización de su comentario, que se convirtió en un fenómeno de memes y risas, parecía inofensiva en ese momento. Sin embargo, el karma digital ha regresado con fuerza, y hoy, la misma periodista se encuentra en el centro de un rumor repulsivo que la involucra a ella y a su hermano en una supuesta relación incestuosa.
Mientras antes disfrutaba del poder del rumor, ahora Mengolini se enfrenta a un ataque que la desarma. “Llegaron demasiado lejos”, clama, pidiendo silencio y la eliminación de tuits que la dañan. Lo que antes era motivo de risa ahora se convierte en un atropello. La transformación de la risa en dolor es palpable, y el silencio que rodea su situación pesa más que sus carcajadas pasadas.
El abogado Andrés Domínguez sugiere un contraataque intelectual, pero Mengolini, atrapada en la paradoja de su propia creación, estudia acciones legales. La doble moral de la era digital se hace evidente: ¿puede alguien que ha alimentado el chisme pedir ahora respeto y justicia? La ironía es brutal, y el eco de sus palabras resuena con fuerza. El público observa, evaluando la ética de un humor que se vuelve en su contra.
Este episodio revela una grieta en el código no escrito del chisme, donde la risa se convierte en un arma de doble filo. La historia de Julia Mengolini es un recordatorio de que el rumor puede ser un monstruo que devora a su propio creador, dejando tras de sí un rastro de preguntas sobre la responsabilidad y la dignidad en el mundo digital. La escena está servida, y el espectáculo apenas comienza.