En un giro inesperado de los acontecimientos, Viviana Canosa dejó a la audiencia boquiabierta durante un debate en vivo al acusar a Yuyito González de extorsionar a Javier Milei con amenazas de revelar “cosas horrendas”. La tensión se palpaba en el aire mientras Alejandro Fantino, conocido por su habilidad para manejar debates candentes, se vio claramente desbordado por la ferocidad de la acusación.
La controversia estalló en el popular stream “Carnaval”, donde Canosa, con una determinación feroz, lanzó la bomba que dejó a Fantino sin palabras. La acusación, aunque no confirmada, fue lo suficientemente impactante como para desestabilizar al experimentado conductor, quien intentó recuperar el control del debate, pero no logró desviar la atención del tema explosivo.
Testigos del momento describen cómo la conversación escaló rápidamente, con Canosa empujando hacia adelante y recordando las supuestas humillaciones que González había mencionado sobre el entorno presidencial. Fantino, visiblemente incómodo, trató de enmarcar el tema con prudencia, pero la presión aumentaba. La audiencia, expectante, se preguntaba si esta acusación podría tener repercusiones políticas significativas para Milei y su círculo cercano.
Las redes sociales estallaron en reacciones, con usuarios compartiendo capturas del instante y cuestionando la ética de Canosa al exponer un rumor sin pruebas concretas. Mientras tanto, ni González ni Milei han hecho comentarios oficiales sobre la situación, lo que deja a la opinión pública en un estado de incertidumbre.
Este episodio plantea inquietantes preguntas sobre la responsabilidad de los medios en el tratamiento de rumores y la fragilidad de la imagen pública en el mundo del espectáculo político. En un entorno donde una sola frase puede desencadenar un caos mediático, el debate en vivo se convierte en un campo minado, donde cada palabra cuenta y cada insinuación puede tener consecuencias devastadoras. La historia apenas comienza, y todos esperan el próximo movimiento en este juego de poder y reputación.