En un giro impactante que vuelve a poner a Enrique Peña Nieto en el centro de la controversia, el expresidente mexicano ha decidido romper su silencio tras años de especulaciones y escándalos que han marcado su vida personal y política. En un contexto donde su nombre ha sido sinónimo de carisma y corrupción, Peña Nieto ha revelado detalles inquietantes sobre su pasado, incluyendo infidelidades y la trágica muerte de su primera esposa, Mónica Pretelini, en circunstancias que han suscitado sospechas desde 2007.
Peña Nieto, quien se casó con Mónica en 1994 y tuvo tres hijos con ella, ha admitido haberle sido infiel, un hecho que, según fuentes cercanas, contribuyó a la angustia y eventual tragedia de su esposa. Su muerte, declarada como resultado de un episodio convulsivo severo, dejó muchas preguntas sin respuesta, especialmente tras acusaciones de que su fallecimiento podría haber sido conveniente para el entonces gobernador. La diputada María Elena Pérez de Tejada incluso exigió una investigación sobre la posibilidad de que Peña Nieto estuviera involucrado en su muerte, un clamor que resonó en el Congreso y reavivó viejas dudas.
A solo un año de su fallecimiento, Peña Nieto se casó con la actriz Angélica Rivera, lo que generó críticas sobre la rapidez de su duelo y la autenticidad de su relación. El matrimonio, que comenzó como un cuento de hadas, pronto se vio ensombrecido por escándalos de corrupción y rumores de infidelidades que culminaron en su divorcio en 2019.
Hoy, con 58 años, Peña Nieto ha reavivado cada escándalo relacionado con su legado al abordar los rumores de su vida privada. Sus declaraciones generan más preguntas que respuestas, dejando al público en un estado de incertidumbre sobre su verdadera naturaleza. ¿Es un maestro manipulador que utilizó su vida personal para desviar la atención de sus crímenes políticos, o simplemente un político que ha perdido el control de su propia narrativa? La opinión pública está más dividida que nunca.