Arturo Carmona, exesposo de la cantante Alicia Villarreal, ha estallado en una indignante defensa de ella tras la revelación de marcas visibles en su cuerpo, resultado de un presunto ataque por parte de Cruz Martínez. “Nadie tiene derecho a marcar así a la madre de mi hija”, declaró Carmona, mientras el país entero exige justicia. Las imágenes de las lesiones en el cuello y muñecas de Villarreal han desatado una ola de furia pública, y la pregunta que resuena es: ¿por qué aún no hay consecuencias?
Las pruebas son devastadoras: moretones que sugieren un intento de inmovilización y testimonios que indican un uso excesivo de la fuerza. La situación se agrava con el silencio ensordecedor de las autoridades, mientras Carmona lanza un ultimátum: “Esto no va a quedar así”. La presión pública crece, y con ella, la urgencia de una respuesta.
Villarreal, quien ya había insinuado problemas en un evento anterior al declarar que estaba “sin celular”, parece haber estado atrapada en un ciclo de control y abuso. Según informes, Martínez le había quitado no solo su teléfono, sino también su pasaporte, dejándola incomunicada y vulnerable. Ahora, tras su ingreso al hospital, se revela que este no fue un incidente aislado, sino la culminación de un patrón de violencia.
El caso ha escalado a niveles alarmantes, con la posibilidad de que Martínez enfrente cargos por intento de feminicidio, lo que podría llevarlo a una condena de hasta 46 años. Mientras tanto, su paradero es incierto, y se rumorea que ha abandonado el país para evadir la justicia. La comunidad clama por respuestas, y la presión sobre las autoridades es más fuerte que nunca. ¿Se hará justicia por Alicia Villarreal, o este caso se convertirá en otro ejemplo de impunidad? La lucha apenas comienza, y el tiempo corre.