El país entero se encuentra sumido en la tristeza y la indignación tras la trágica muerte de Juliana Marins en Indonesia. Este caso ha desatado un torrente de emociones, especialmente entre su familia, que se siente traicionada y humillada por un laudo médico emitido sin su consentimiento. El gobierno indonesio, en un intento por desviar la atención de su propia negligencia, ha culpado a Juliana por su fatal accidente, afirmando que murió 20 minutos después de caer, a pesar de que sus amigos aseguraron que ella aún respondía y movía sus extremidades durante ese tiempo crítico.
La hermana de Juliana ha hablado en redes sociales, expresando su rabia y dolor ante la falta de respeto del gobierno indonesio. “No se consultó a la familia sobre el laudo”, denunció, mientras la familia se prepara para recibir el cuerpo de Juliana en Brasil. Este regreso se espera con ansias, ya que sus seres queridos desean darle un adiós digno, lejos del espectáculo bochornoso que acompañó su rescate en Indonesia, donde los socorristas aplaudieron al recuperar su cuerpo.
La indignación crece entre los brasileños, quienes exigen justicia y respeto por la memoria de Juliana. La familia no solo busca respuestas sobre las circunstancias de su muerte, sino también justicia por la forma en que fue tratada su memoria. La tragedia ha puesto en el centro del debate la seguridad de los turistas en Indonesia, un destino que ahora muchos cuestionan tras la muerte de Juliana, quien se convirtió en una víctima de la negligencia y el desprecio.
Mientras el país llora su pérdida, la familia de Juliana se aferra a la esperanza de que su historia sirva como un llamado de atención para que se tomen medidas más serias en la protección de los turistas. La llegada del cuerpo de Juliana a Brasil es un momento crítico, y la comunidad se prepara para rendir homenaje a una vida que fue truncada de manera tan injusta.