**El trágico final de Carlos Salinas de Gortari**
En un giro impactante, el ex presidente Carlos Salinas de Gortari ha fallecido, cerrando un capítulo oscuro y controvertido de la política mexicana. Aclamado y vilipendiado a partes iguales, su legado está marcado por escándalos de corrupción, fraudes electorales y crisis económicas que dejaron cicatrices profundas en la sociedad mexicana.
Salinas, quien asumió la presidencia en 1988 en medio de acusaciones de fraude electoral, se convirtió en el símbolo de un México dividido. Su administración, caracterizada por reformas neoliberales y la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, prometía modernización pero también sembró descontento y desigualdad. La crisis económica de 1994, conocida como el “efecto tequila”, desató un caos que afectó a millones de mexicanos, un colapso que muchos atribuyen a sus políticas fallidas.
La sombra de su hermano, Raúl Salinas, arrestado por corrupción y vinculado a un asesinato político, manchó aún más su imagen. Las acusaciones de nepotismo y enriquecimiento ilícito en su círculo familiar incrementaron el repudio hacia su figura. A pesar de sus intentos de rehabilitar su reputación en el exilio, el resentimiento popular nunca se disipó.
Su muerte, ocurrida en la más absoluta discreción, ha suscitado reacciones encontradas: mientras algunos lo ven como un villano que simbolizó la corrupción del poder, otros reconocen sus contribuciones a la economía. Sin embargo, la mayoría de los mexicanos lo recordará como un líder que prometió mucho pero dejó un legado de desconfianza y desilusión.
Con su partida, se cierra el telón sobre un hombre que, a pesar de su brillantez académica y política, nunca logró reconciliarse con un pueblo que aún clama por justicia y transparencia. La historia de Carlos Salinas de Gortari es un recordatorio de los peligros del poder absoluto y la fragilidad de la democracia.