Carlos Salinas de Gortari, el expresidente que ha permanecido en silencio durante 30 años, ha roto su pacto de silencio y ha dejado a México en estado de shock. A los 77 años, su reaparición en el podcast “La invención de América del Norte” ha desatado una ola de reacciones en todo el país. Sus declaraciones, que se producen en un momento crítico al final del mandato de Andrés Manuel López Obrador, han sido descritas como un terremoto político.
Salinas, quien gobernó de 1988 a 1994, se presentó como un “desempleado” y criticó la eliminación de las pensiones presidenciales, lo que ha generado indignación y revivido viejas heridas en una sociedad que aún recuerda las cicatrices de su presidencia. Su elección de un formato de podcast para hablar revela una astucia política notable, evitando el enfrentamiento directo con los medios tradicionales y controlando la narrativa.
La reacción de la sociedad ha sido una mezcla de incredulidad y curiosidad morbosa. Mientras las redes sociales se inundaban de memes sobre su desempleo, la nueva presidenta Claudia Sheinbaum respondió con sarcasmo, sugiriendo que Salinas podría solicitar una pensión para adultos mayores si decidía regresar a México. Este intercambio refleja la tensión entre el nuevo régimen y los vestigios del pasado neoliberal.
Analistas políticos advierten que su reaparición no es solo un intento de limpiar su legado, sino una maniobra estratégica para influir en la narrativa histórica en un momento de transición política. La pregunta que resuena en el aire es inquietante: ¿qué más tiene que decir Salinas? Su regreso al debate público no solo revive el trauma del fraude electoral de 1988, sino que también plantea interrogantes sobre la impunidad y la memoria histórica en un país que aún lucha por reconciliarse con su pasado. La historia de Salinas está lejos de concluir, y su voz, después de décadas de silencio, promete seguir resonando en el futuro político de México.