**Título: Esta SECTA le hizo algo HORRIBLE a sus FIELES – El caso de los 10 mandamientos**
El 17 de marzo de 2000, el valle de Kungu en Uganda se convirtió en el escenario de una tragedia indescriptible. Casi 800 fieles de la secta “Movimiento para la Restauración de los 10 Mandamientos de Dios” se encerraron en su templo, convencidos de que el Apocalipsis estaba a la vuelta de la esquina. En un acto macabro de obediencia a lo que creían era un mandato divino, encendieron un fuego que arrasó con sus vidas. La celebración de lo que pensaban era su última noche terminó en un infierno de llamas y gritos desgarradores.
Los líderes de la secta, Joseph Kiwitiri y Credonia Mwerinde, habían profetizado el fin del mundo para esa fecha, después de que sus seguidores se sintieran traicionados por un falso Apocalipsis el 31 de diciembre de 1999. Desesperados por cumplir con lo que consideraban un llamado divino, los miembros del culto se sumergieron en un ritual fatal. El templo se convirtió en una trampa mortal, con puertas cerradas y ventanas tapiadas, dejando a muchos sin escape.
Las autoridades encontraron más de 800 cadáveres calcinados, algunos de ellos niños, y una serie de tumbas colectivas que revelaron un oscuro trasfondo de asesinatos previos a la tragedia, perpetrados contra aquellos que intentaron abandonar la secta. La policía sospecha que Kiwitiri y Mwerinde, inicialmente dados por muertos, siguen vivos y han emitido órdenes de arresto internacional en su contra.
Este horror, que dejó a la comunidad en estado de shock, plantea preguntas inquietantes sobre la manipulación y el poder de la creencia. La historia de la secta de los 10 mandamientos no solo es un recordatorio de la fragilidad de la fe, sino también un llamado a la reflexión sobre cómo la desesperación puede llevar a la tragedia. La plantación de té que ahora ocupa el lugar del templo aún susurra ecos de dolor, y los gritos de aquellos que perdieron la vida resuenan en la memoria colectiva. La búsqueda de respuestas continúa, pero el horror de Kungu jamás será olvidado.