Según los crecientes comentarios de los fans, se rumorea que Keanu Reeves regresará al mito de Drácula, esta vez no como Jonathan Harker (su papel en la película de Coppola de 1992), sino como el mismísimo Conde, un vampiro carismático y cautivador con siglos de dolor tras sus ojos. Junto a él, la estrella emergente Jenna Ortega es el centro de las teorías de los fans, interpretando a Mina Harker o a una protagonista femenina completamente original destinada a desafiar o posiblemente redimir a Drácula.
Si bien no se han hecho anuncios de estudio ni se ha confirmado ninguna producción, la idea de este casting ha cobrado fuerza en internet, impulsada por tráilers conceptuales virales, maquetas de pósteres y debates en Reddit llenos de entusiasmo gótico.
Un esbozo argumental sin confirmar que circula sugiere una ambientación melancólica y estilizada del siglo XIX —parte terror gótico, parte thriller psicológico— en la que Drácula (Reeves) lucha con la difusa línea entre el amor y la obsesión monstruosa. El personaje de Ortega, visto por los fanáticos como un sucesor espiritual de Mina, es imaginado no solo como una presa, sino como un espejo de la humanidad perdida de Drácula.