El mundo del rock está de luto tras la inesperada muerte de Ozzy Osbourne, el icónico Príncipe de la Oscuridad, quien dejó este mundo a los 76 años en su hogar de Buckinghamshire. Su fallecimiento, ocurrido en la mañana del 22 de julio de 2025, llega solo 17 días después de su emotivo concierto de despedida con Black Sabbath, titulado “Back to the Beginning”, en su ciudad natal de Birmingham. La causa oficial fue insuficiencia respiratoria, resultado de complicaciones derivadas de su enfermedad de Parkinson en etapa avanzada.
La noticia fue confirmada por su esposa, Sharon Osbourne, quien emitió un comunicado conmovedor que resonó en el corazón de sus fans y del mundo del entretenimiento. “No habrá circo ni titulares exagerados”, declaró, enfatizando que Ozzy deseaba un adiós en la intimidad, rodeado de sus seres queridos. En sus últimos días, la familia se organizó en torno a su bienestar, creando un ambiente de paz y amor en su hogar, lejos de las miradas del público.
Sharon, quien se convirtió en su guardiana y protectora, aseguró que su esposo partiera en sus propios términos, eligiendo un final sin máquinas ni hospitales. “Quería irse como vivió, desafiando el miedo”, afirmó Sharon, quien estuvo a su lado en sus momentos finales, recordando su amor y los momentos que compartieron.
La despedida de Ozzy no fue solo un acto de duelo, sino una celebración de su vida y legado. Su familia organizó un funeral privado, donde la música que resonó no fueron sus grandes éxitos, sino una versión íntima de “See You on the Other Side”, elegida por él mismo. En este acto final, la verdadera esencia de Ozzy se reveló: un hombre que, a pesar de sus batallas, siempre eligió vivir con dignidad y amor.
La historia de Ozzy Osbourne es un testimonio de su resistencia y la devoción inquebrantable de Sharon. Mientras el mundo llora su partida, su música y su legado continuarán resonando, recordándonos que los adioses más sinceros se viven en el silencio y la conexión profunda.