**El caso del cineasta que filmó un crimen real sacude a Argentina**
En un giro escalofriante de la realidad, el caso de Mark Andrew Twitchell, un cineasta canadiense, ha vuelto a cobrar relevancia tras la reciente difusión de un video que detalla su macabra historia. En 2008, Twitchell, obsesionado con la serie “Dexter”, llevó a cabo un brutal asesinato que él mismo grabó, convirtiéndose en el primer cineasta en documentar un crimen real con fines artísticos.
La trama se desarrolla en Edmonton, Alberta, donde Twitchell, bajo la apariencia de un director de cine, atrajo a sus víctimas con promesas de participar en un cortometraje. Su primera víctima, un hombre que acudió a una cita, logró escapar. Sin embargo, su segundo intento fue fatal: Jon Altinger, un solitario de 38 años, fue engañado y llevado a un garaje donde fue atado y torturado. Twitchell, armado con una katana, filmó cada detalle del horrendo acto.
Las autoridades descubrieron el escalofriante metraje tras la desaparición de Altinger, lo que llevó a la detención de Twitchell. Durante el juicio, se reveló que el cineasta había vaciado las cuentas bancarias de su víctima para financiar su “obra maestra”. Finalmente, fue condenado a 25 años de prisión, aunque su canal de YouTube permanece activo, un inquietante recordatorio de su obsesión por el horror.
Este caso ha reavivado el debate sobre la línea entre la ficción y la realidad, dejando a la sociedad preguntándose: ¿hasta dónde puede llegar la obsesión por el arte? La historia de Twitchell es un escalofriante recordatorio de que la vida puede imitar a la ficción de maneras inimaginables.